Antes, si le pedían una garantía al arrendatario de un campo, “era casi una ofensa”

 Antes, si le pedían una garantía al arrendatario de un campo, “era casi una ofensa”

“Se conocían todos”, “el arrendatario invocaba al escritorio rural con el que trabajaba”, “se encontraban en los remates”, conversaban “sobre la situación de cada uno”.

Así describió en El Mercado Agropecuario el Dr. Jorge Fernández Reyes -especialista en Derecho Agrario- la práctica habitual en un tiempo -no tan lejano- que quedó atrás en la vida rural uruguaya.

Resumió ese pasado en una frase: “Hace quince, veinte años, si en un contrato de arrendamiento le pedían una garantía al arrendatario, era casi una ofensa”.

Y en otra el presente: “Hoy día, una garantía (…) es una constante en los contratos de arrendamiento”.

“La necesidad de que el arrendatario constituya una garantía. ¿Por qué? Porque son operadores nuevos, son operadores distintos, es un mercado totalmente distinto”, remarcó en Carve.

El Dr. Fernández Reyes manifestó que el ingreso al sector de “nuevos protagonistas” cambió la forma de hacer negocios.

Inversores provenientes de fuera del agro, empresas que realizan una intermediación entre el productor y el inversor, y prestadores de servicios son ejemplos de estos nuevos actores, señaló a modo de explicación de las razones que modificaron el modo de operar.

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